La Televisión y la Familia

© Roberta Maso-Fleischman, Ph.D.

Los Ayala, Adela y Daniel, tienen dos hijas, Carolina de 8 y Gabriela de 4. Carolina llega del colegio a las 3 pm, prende la televisión y merienda viendo un programa. Luego se apaga la televisión para que ella haga su tarea y practique el piano, lo cual lleva aproximadamente una hora. Gabriela llega del maternal a las 5 pm. A esa hora salen Carolina y Gabriela a la calle a jugar con las amiguitas de la cuadra, la calle es una calle ciega, bastante segura y siempre hay 2 o 3 mamás vigilando. A las 6 pm las niñas entran a cenar y se prende la televisión nuevamente hasta las 7:30 pm cuando se bañan y se acuestan.

Para Adela la televisión es una bendición porqué mantiene a las niñas tranquilas sin pelearse,. Adela monitorea los programas de las niñas. No les permite ver nada violento y trata de que sean programas educativos. Al mismo tiempo se preocupa porque las niñas parecen unos zombies frente a la televisión y no soporta lo vacuo de algunos de los programas infantiles aunque sean educativos.

Elena, la madre de Adela, vive cerca y se lleva a una de las niñas a pasarse el viernes por la tarde y el sábado con ella, todas las semanas. A veces, cuando Adela y Daniel, tiene un compromiso social, ellos le piden que se lleve a las dos. El último fin de semana así fué: Carolina y Gabriela se fueron adonde la abuela. Cuando llegó Daniel a recogerlas Elena le dijo que se disculpaba con ellos pero que ella no podía encargarse de las dos nietas al mismo tiempo, una a la vez, sí, con mucho gusto, pero las dos juntas, no, porqué se peleaban mucho y ella no las podía controlar.

Daniel se puso muy bravo con las niñas por faltarle el respeto a la abuela Elena y las castigó. Les quitó la televisión por una semana. Cuando Elena supo la reacción de Daniel se sintió muy triste. Ella no quería que las castigaran, unicamente que no le mandarán a las dos nietas juntas. Ella pensó que el castigo era excesivo.

Al final de la semana Adela y Daniel le cuentan a Elena que están tan encantados con el “castigo” que han decidido eliminar completamente la televisión para las niñas durante la semana, y solo la van a permitir durante pocas horas durante el fin de semana. Adela se dió cuenta que al no prender la televisión, ella recobró a sus dos hijas. Ahora conversan con Adela, juegan muchísimo entre ellas y lo más grato, es que tienen tiempo para todo. Antes la televisión quitaba mucho tiempo y era muy dificil convencer a las niñas a colaborar con los quehaceres de la casa, o a conversar o hacer alguna actividad que no fuera estar pegadas a esa pantalla. Adela se dió cuenta como la televisión esclaviza a los niños.

Al ver lo beneficioso que había resultado eliminar la televisión para las niñas, Daniel decidió hacer lo mismo para él. Al no ver televisión después de cenar, ahora él tiene tiempo de leer y ponerse al día con muchas de las cosas que él tenía pendiente. Adela, que no es amante de la televisión, siente que además de haber recobrado a sus hijas ella ha recobrado a su esposo. Ahora conversan y comparten mucho más.

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La televisión esclaviza a los niños, quita mucho tiempo y es muy difícil convencer a los hijos a colaborar con los quehaceres de la casa, a conversar o hacer alguna otra actividad. Al eliminar la televisión y al limitarla a los fines de semana, los padres que descubren que los niños conversan con ellos, juegan muchísimo entre ellos y que tienen tiempo para todo.

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