La Educación de Nuestros Hijos en los EEUU y las Diferencias Culturales

© Roberta Maso-Fleischman, Ph.D.

Como latinoamericanos viviendo en los EEUU, hay un aspecto muy importante que debemos considerar y éste es el impacto de la cultura norteamericana en nuestros hijos, cuando ellos acuden a la escuela. El impacto de las diferencias culturales no sólo afecta a nuestros hijos, sino a nosotros, los padres, también y esto puede alterar nuestra dinámica familiar y crear áreas de conflicto en nuestras familias.

Veamos, a continuación, algunas de estas áreas conflictivas y sus posibles soluciones.

 

1. Cuando los Hijos Saben más Inglés que sus Padres

Cuando una familia latinoamericana llega a los EEUU, es muy probable que los niños aprendan más rapidamente el inglés que sus padres, debido a que los niños van a la escuela. Y muy a menudo, los hijos son los que se encargan de llenar planillas o de ser los interlocutores al gestionar servicios o atención médica. En estos casos, los niños son los que manejan la información y son los que ayudan a sus padres a tomar decisiones, porque ellos saben inglés y sus padres nó. Esto puede ocasionar un cambio en la relación de autoridad y dependencia entre padres e hijos y puede ocasionar conflictos en la dinámica familiar.

Muchos de Uds., padres, ahora dependen de sus hijos para el contacto con el mundo de habla inglesa. Y sus hijos se sienten importantes, indispensables, útiles y ya se sienten más a la par con Uds. Y esto hace que peligre la autoridad e identidad tradicional de ‘padre’ y ‘madre’. Algunos de Uds. quieren seguir tratando a sus hijos ‘intérpretes’ como niños pequeños, mandándolos y regañándolos si no cumplen; en cambio, ellos quieren que se los tome en cuenta más como adultos.

Ya de por sí, el emigrar o cambiar de país implica una serie de pérdidas importantes. Se pierde la cercanía de seres queridos, de los amigos, del trabajo y, ahora, la pérdida de autoridad sobre nuestros hijos y nuestro rol de padres.

Solución A En este caso, la solución consta de dos partes simultáneas. Por un lado Uds., los padres, tienen que aprender el idioma inglés con el máximo empeño y a la mayor brevedad posible. No digo esto únicamente para que no tengan que depender de sus hijos, sino porque están en un país donde el idioma oficial es el inglés y hay que aprenderlo. El manejar el inglés les servirá para relacionarse, para trabajar y para ayudar a sus hijos con las tareas. He conocido a muchas madres y padres que han perdido oportunidades de trabajo por no hablar el inglés.

Las escuelas elementales y, a veces las iglesias, ofrecen clases de inglés para madres, y a la vez ofrecen guarderías para sus bebés e hijos pequeños.

También, hay cursos de inglés en las noches. A estos cursos puede acudir uno de los padres, mientras el otro se queda en casa cuidando a los niños.

La otra parte de la solución es, tratar a los hijos que los ayudan a tomar contacto con el entorno ‘inglés’, un poco más como adultos. Muchos de los capítulos de este libro preparan a los padres a permitir que los hijos asuman más responsabilidad en la familia, que compartan el poder de las figuras de autoridad de la familia y que conversen, aportando sus ideas y opiniones, tanto hijos como padres. En particular, el capítulo 16, sobre Las Decisiones en Familia, les va a enseñar como compartir su autoridad de padre, o madre, sin sentir que es una pérdida para Uds. y les va a informar como tener una familia donde los hijos aportan sus opiniones y ayudan en las decisiones que hay que tomar a diario y, al mismo tiempo, se responsabilizan por su actuación.

Solución B Si por alguna razón Uds., los padres, no pueden aprender inglés, tendrán, entonces, que ajustar su visión del hijo o hijos que sirve(n) de intérprete(s). Este hijo se ha convertido en una enorme ayuda para Uds., es su brazo derecho y ha asumido algunas de las características de ser padre. Él llena las planillas, él busca la información que hace falta y, puesto que él maneja la información, también los ayuda a tomar decisiones. Ya no se le puede tratar como niño pequeño, mandándolo y regañándolo si no cumple. Hay que tomarlo en cuenta más como adulto.

Gran parte de este manual, especialmente a partir del capítulo 12, La Familia como Equipo, enseña a los padres como apreciar y respetar la colaboración de los hijos, como ayudarlos a crecer, como escucharlos, como tomarlos en cuenta y como invitarlos a participar en las decisiones que se toman en familia. El depender de su hijo para el contacto con el mundo de habla inglesa, y depender de la información que él les brinda para tomar decisiones, implica que ya existe un cambio en su familia. Ya su familia no es una familia ‘tradicional’. Este es el momento de aceptar ese cambio introducido por las circunstancias de la inmigración. Tienen Uds. una gran oportunidad para hacer de su familia un lugar donde a los hijos se le reconoce su contribución y se los toma en cuenta como miembros valiosos de la familia y ellos, a la vez, van a asumir con gran responsabilidad su nuevo rol.


2. Cuando Nuestro Hijo se Vuelve ‘Contestón’

Cuando un niño ingresa a una escuela en los EEUU, el niño se va a sentir muy presionado por el medio ambiente escolar para que sea más asertivo, hacer valer sus derechos y defender sus puntos de vista. Es posible que el niño transfiera a la casa esa actitud un tanto prepotente, muy común entre los niños en este país. Y esta actitud va a ir en contra de lo que deseamos que sea nuestro hijo, o sea, un niño obediente y respetuoso.

Esta es una situación difícil para todos en la familia. Es difícil para el niño, porque el patrón de conducta que es premiado y que funciona en la escuela, no es bien visto en casa. Al mismo tiempo, es difícil para los padres, porque no pueden aceptar que su hijo se haya vuelto más voluntarioso y contestón.

Solución En este caso, es importante establecer nuevos canales de comunicación entre nuestros hijos y nosotros que permitan hacer buen uso de esta asertividad. El capítulo 16 sobre ‘Las Decisiones en Familia’ ofrece una salida excelente para este problema. A través de la Reunión Familiar los padres pueden ir canalizando y utilizando esa asertividad que el hijo está aprendiendo en la escuela para el bien de la familia. Por su parte, el niño siente que sus opiniones son escuchadas y el se siente tomado en cuenta. Al poder opinar y contribuir a las decisiones de la familia, el hijo no siente la necesidad de confrontar a sus padres, o contestarles de manera airada, porque no se siente distante de sus padres, sino parte de una familia que hace buen uso de su aprendizaje en la escuela norteamericana.

 

3. Cuando los Hijos Piden más Libertad y más Independencia

Un valor muy arraigado en la sociedad norteamericana es estimular la independencia de los niños y jóvenes para que, cuando lleguen a la edad adulta, puedan valerse por sí solos, se muden de la casa paterna y empiecen a hacer su propia vida. Como consecuencia, los padres en Norteamérica suelen dar mucha más libertad a sus hijos que nosotros, los latinoamericanos.

En Latinoamérica, estamos acostumbrados a que nuestros hijos vivan con nosotros hasta que se casen, y mantenemos y fomentamos una relación de dependencia de nuestros hijos hacia nosotros y de autoridad de nosotros hacia ellos. Solemos proteger mucho a nuestros hijos y percibimos la ´libertad´de nuestros hijos como algo un tanto peligroso.

De manera que, el manejo de la libertad y la independencia son otras áreas de conflicto familiar para nosotros como padres y para nuestros niños y jóvenes cuando vivimos en los EEUU. Nuestros hijos observan como sus pares en la escuela tienen mucha más libertad e independencia que ellos y nos exigen que los tratemos igual que a sus pares.

Esta es una situación difícil. No los podemos mantener encerrados en casa, porque eso es incitar a la rebeldía y perderíamos su amor y respeto, al mismo tiempo, no estamos dispuestos a darles toda la libertad que piden.

Solución La solución aquí es encontrar la manera de darles más libertad, pero que sea una libertad supervisada y estructurada. Y vamos a encontrar esta posibilidad en la acción social de las iglesias y en organizaciones como el YMCA.

En los EEUU el rol de las iglesias, en el área de la libertad, es fundamental. Las iglesias le brindan a nuestros niños y jóvenes actividades donde se sienten que tienen cierta libertad e independencia, sin estar bajo la supervisión de sus padres.

En los EEUU la acción social de las iglesias viene a suplantar y a recrear nuestras redes familiares y familias extendidas latinoamericanas.

Acérquense a las iglesias católicas de su barrio, o urbanización, o a las iglesias protestantes, si Uds. son protestantes. Estas iglesias tienen muchos programas para niños y jóvenes que imparten después de las horas de clase y en los fines de semana. En estos programas sus hijos van a conocer a otros niños y jóvenes, se entretendrán y divertirán, lejos de la familia, pero estarán supervisados y estarán en un ambiente que comparte la misma escala de valores que su familia.

También hay organizaciones no religiosas, como el YMCA, que tienen actividades para niños y jóvenes y, aunque afiliarse a estas organizaciones implica un costo, estas organizaciones tienen un sistema de becas para familias de bajos recursos o recién llegadas a los EEUU.

 

4. Cuando los Hijos Piensan que todo Esfuerzo o todo Trabajo que Ellos Realizan en Casa Tiene un Valor Monetario

Otro aspecto que puede influenciar a sus hijos cuando ingresan a la escuela en los EEUU es la idea de que todo esfuerzo, o todo trabajo que se realiza en casa, tiene un valor monetario o una recompensa material.

Sus hijos regresarán de la escuela con cuentos de que a su compañerito tal, o compañerita cual, le pagan por mantener su habitación limpia, o le pagan por pasar la aspiradora, etc. También, les dirán que hay niños que por cumplir una responsabilidad son premiados con algo material, como un video o juego de video.

Sus hijos les traen esta información con la esperanza de que Uds. también empiecen con esta costumbre.

Solución Pienso que esta situación no es tan problemática y la solución está en creer en la importancia de la cooperación de todos en la familia y promoverla. En varios capítulos de este libro, enfatizo la importancia de la cooperación, en especial en el capítulo sobre ‘El Método de la Recompensa vs. El Método de la Cooperación y la Responsabilidad’ .

Claro está que el método de la cooperación requiere tiempo, paciencia, interés y esfuerzo por parte de los padres. Requiere que los padres piensen en su familia como en un equipo, un grupo, donde todos tienen un rol que cumplir, donde todos los roles son igualmente importantes, donde cada persona en este equipo es valiosa y su cooperación necesaria para lograr el bienestar de la familia. Recuerden que, en cada uno de sus hijos, hay un algo muy especial y es el que necesitan SENTIRSE QUERIDOS, y necesitan PERTENECER. Esto es como un motorcito que llevan adentro y que los va a impulsar a cooperar y a asumir responsabilidades, porque de esta manera se van a sentir parte de su familia, y queridos y valorados.

Otra sugerencia que les hago es de compartir con sus hijos las finanzas del hogar. Los hijos tienen que saber que la familia depende de una entrada limitada, fruto del trabajo del padre y/o de la madre. Y que ese dinero alcanza para tales o cuales gastos. Compartan esta información con sus hijos para que puedan apreciar el aporte de los padres a la familia y para que pudan poner en perspectiva su propia contribución a la familia y como las responsabilidades que asumen los hijos las asumen para colaborar con el buen funcionamiento de la familia y no como una fuente de dinero o de premios.

 

5. Cuando Nuestros Hijos Quieren Trabajar, al Mismo Tiempo que Tienen que Estudiar

Hay familias en las cuales la situación económica es muy precaria debido a una enfermedad, desempleo o muerte de uno de los padres y los hijos tienen que trabajar parte del tiempo, mientras están estudiando en la primaria o secundaria. No me estoy refiriendo a estas familias. Más bien, me refiero a las familias donde las necesidades económicas están cubiertas con el trabajo de los padres.

En muchas familias norteamericanas, los padres permiten que sus hijos trabajen para costear algunos de sus gustos. Empiezan por repartir periódicos cuando están en primaria. Cuando están en secundaria, muchos trabajan como dependientes en almacenes o cadenas de tiendas. Lo que ganan sirve para darse sus gustos en cuanto a ropa, música, zápatos, etc. Pero esto es un círculo vicioso, porque si antes no les alcanzaba la ‘mesada’ o la cantidad que recibían semanalmente de sus padres, lo que ganan ahora trabajando tampoco les alcanza para cubrir sus deseos o necesidades y siempre están tratando de trabajar más horas para poder adquirir más y más cosas.

Aparte de volverse consumistas a ultranza, lo triste de muchos de estos muchachos es que todas sus energías están puestas en el trabajo. Llegan a la casa demasiado cansados para hacer la tarea y su rendimiento en la escuela decae. Al no andar bien en la escuela, su interés por lo que tendrían que estar estudiando decae aún más. La escuela se vuelve un lugar frustrante y pesado y lo que añoran es trabajar para poder comprar lo último en música o lo que está más de moda. Pierden interés en obtener una profesión basada en estudios y quedan estancados, trabajando en alguna tienda, gastando todo lo que ganan en sus gustos más inmediatos.

Ya se está sintiendo la influencia de este estilo de vida en las comunidades de latinoamericanos en los EEUU, y el número de jóvenes estudiantes que quieren invertir parte de su tiempo en trabajar y costearse sus gustos, está en aumento.

Solución La solución a este problema está en que, desde pequeños, a nuestros hijos hay que enseñarlos a cuidar las cosas, a no despilfarrar y no malgastar, a ser críticos frente al llamado de los comerciales, a no necesitar POSEER lo ‘último’. Hay que enseñarles a valorar las energías que se invierten en los estudios o en el mejoramiento de alguna destreza como, por ejemplo, la música, el dibujo, un deporte, etc. Y nosotros, como padres, nos tenemos que proponer a no promover o apoyar el consumismo en la familia.

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El secreto para lograr que los hijos se involucren en y colaboren con la familia es transmitirles que su aporte (el de los hijos) es necesario e importante para la familia; hay que hacerles saber que Uds. realmente dependen de su ayuda. Es importante volver a considerar a nuestros hijos y verlos bajo otra luz; o sea, como miembros valiosos e importantes de la familia. Sin embargo, esto será posible, únicamente, si nosotros creemos que son, en realidad, miembros valiosos e importantes.

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